domingo, 20 de diciembre de 2009

Odisea

Quieto, inocuo, insoportablemente silencioso, mi celular
no emite ningún gesto de recibir algún mensaje o llamada.
Me acerco sigiloso, lo espió y nada.
Pierdo un brazo y espero.
Me acerco le saco charla, y le pregunto así como al pasar si tiene
alguna novedad...
pero me ignora por completo.
Se me cae la nariz y pierdo el pie izquierdo.
No puede ser!...me desespero.
Y por supuesto le realizo los complejos chequeos técnicos.
Esta en línea y funcionando.
Se me cae el otro brazo, y ya no se donde deje la boca
y las orejas se me fueron volando.

Maldito, pierdo la calma y el respeto.
Juro borrarte de mi cabeza y la pierdo.
Dramático y exagerado me desarmo por completo.
Luego...
manso...
espero...
a que me llames para armarme de nuevo.

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