Todo empezó tipo 3:09, hacia mucho calor y ventilador nadaba incansable en su propio y denso infierno de aire caliente, pero aunque parece muy poético era una porquería insoportable, el calor digo y la falta de eficiencia del ventilador. Un odio de fastidio me invadió con intenciones de robarme los últimos pocos minutos de descanso y en lucha con eso presente mi ofensiva cerrando mis ojos con fuerza para evitar la despertacion impronta.
-Chst! Chs! Hey… ché despertate- la voz salía de mi celu, pero no del parlante si no de que la tapita subía y bajaba sola mientras emitía la voz. – mmm? Que hora es?- pregunte medio dormido creyendo que eran las tres y diez u once a lo sumo.- las cuatro y media… plánchate la camisa y perfúmate que nos tenemos que ir- Me increpo el parlanchin. Me levante un toque sobresaltado ya era tarde. En el espejo me note un poco verde así que me lave la cara y el verde se hizo mas verde, Ahora esta mejor! Pensé, recordé que ya era tarde por lo que encamise el perfume, me planche los pies, me calce el celu que hablaba y salí.
Subí al Auto de Esteban me dijo buen día, le sonreí mostrando todos mí dientes y achinando mis ojos con los pómulos de mis cachetes, Hizo una mueca y dijo -Uff nene, que verde que estas hoy!
Llegue a la oficina, salude a todos con una canción de bichos escarabajos, pero note muy preocupado que la somnolencia no se había disipado por lo que tuve que sacarme el zapato izquierdo, pestañar dos veces, hacer los importantes llamados correspondientes y decretar una alerta ejecutiva de desayuno inminente, tal cual lo dice el procedimiento. Como si fuéramos profesionales expertos en el tema, evacuamos con un taiming preciso la sala en direccion al comedor.
Luego mi celular me miro fijo a los ojos y me dijo –Ojo! Alerta! si alguien te habla de Mandarinas, cuídate! Seguro que no esta bien del bocho. Pero no hice caso, es incoherente hacerle caso a un celular que habla.
