viernes, 29 de noviembre de 2013

Atrás de un Gambluch, hay otro Gambluch y no es el apellido.

“Hay acontecimientos increíbles que son verdaderamente importantes para el universo, tan difíciles de entender para la mente humana y tan increíblemente fantásticos que rosa lo mágico, pero estos eventos están alejados del poder o el dinero y es por eso que no sale en los noticieros o diarios, del cual toman conocimiento solo unos pocos testigos presenciales” 
                                                                  Cap. S. W. Spock. (fecha estelar - 6879.29.0.2)


Buenos Aires, Viernes 29 de noviembre de 2013. Hoy a Gustavo Deluca, Director de las oficinas Produban ubicadas a unos 200 metros de la plaza constitución en el límite entre barracas y constitución, está un tanto más tenso de lo normal. Si bien desde agosto que se lo observa algo más perturbado, hoy parece ser un día especial.
Ha llegado a las 8 de la mañana, dos horas antes de lo que suele hacerlo, y ha llamado a una junta de emergencia a su equipo gerencial.
A puerta cerradas y en un completo hermetismo estuvieron reunidos hasta las 8:45 que fueron interrumpidos por las múltiples alarmas que salían de cada uno de los celulares de los allí presente, sincronizadas como un alerta de un evento sideral, que les avisaba que se acercaban la 9 horas de la mañana del viernes 29 de noviembre del 2013.
Inmediatamente se dispersaron a tomar posiciones, a realizar llamados en todas direcciones. Nerviosos e histéricos, rompiendo en llantos y a gritos, la tensión aumentaba por cada minuto que pasaba.

Gustavo había tomado ya su posición detrás de su escritorio, con las oscuras gafas puestas, la camisa bien planchada con almidón extra y la corbata bien ajustada con nudo doble, resignado al inevitable situación que estaba por enfrentar, miraba como su secretaria terminaba de ajustarse el casco sobre la cabeza y se colocaba esos exageradamente polarizados rayban plateados.
Un llamado lo trajo nuevamente a la tensión del momento, mas alarmas y alertas sonaron, en el alta voz del teléfono una vos anunciaba-Está entrando… cuiden sus ojos! hoy realmente está brillando…
Luego el silencio.



Eran las 9 y 2 minutos y Cecilia Gambluch llegaba a la oficina unos 13 minutos más temprano de lo que solía hacerlo, pero ya aclaramos que hoy era un día especial.

Cuando paso por la puerta todos los que estaban quedaron petrificados, expectantes en un silencio tan omnipotente que detenía el tiempo de forma absoluta.
Ellos sabían y ella también. Con traviesa astucia se tomó unos segundos más hasta llegar a su escritorio, se sacó las gafas, los miro a todos, la observaban completamente inmóviles y en silencio, sonrió con treinta mil dientes,  abrió muy grande los ojos y exploto con un “BUEN DIA!” nuclear.

Expandiendo el Sonido, Doblando la luz.
Haciendo explotar sillas, papeles, teléfonos y computadoras en facturas de colores y mates espumosos, despeinando exageradamente a directores y gerentes (menos a la secretaria que tenía casco), que bramaban quejosos y arrugados porque tenían reuniones con la gente seria del banco.
Pero como dije, hoy no es un día mas, es 29 de noviembre y es viernes, y en el momento que Gustavo se acomodaba la camisa y trataba de peinarse el flequillo sin sacarse las gafas para no encandilarse, alguien gritaba (todos ya sabemos quién)-HACELO OTRA VEZ GENIA!!! QUE HOY ES TU CUMPLE!!!!
Y Cecilia sonrío, abrió bien grande los ojos y volvió a explotar, esta vez con más intensidad brillando como mil Soles, manchándo de lunares de colores las camisas de gerentes y directores, que resignados  e intoxicados de alegría empezaron a abrazar a los empleados y a prometer aumentos y bonos de navidad… promesas que obviamente no van a cumplir porque a pesar de todo… no dejan de ser gerentes y directores.

A partir de ese momento y hasta las 6 de la tarde, no volvió a existir el silencio ni peinados serios.